Sé que no lo entenderás. No importa cómo te lo diga o si no lo digo en absoluto. No lo entenderás porque no quieres hacerlo y admito que casi con seguridad yo haría lo mismo. Pero no estoy en tu lugar. En esta historia soy el desgraciado, el malo del cuento, lo sé bien. Puedo vivir con eso. Ya he tenido este papel antes y sobreviví. Con algunas cicatrices, cierto, pero sobreviví.
Tu mensaje me hizo despertar a las cuatro de la mañana. No porque llegara a esa hora, sino porque en él decías que llegarías a las 8. Me convencí a mí mismo de que ese resplandor que veía era el alba inminente, así que me levanté dos horas antes de que saliera el sol. Desde entonces, he paseado inquieto por la sala. Miro entre las persianas temiendo verte en la acera, arrastrando tus maletas.
Sé bien lo que quiero hacer y decir al verte. No estoy tan seguro de que realmente lo haré. Te diré todo lo que no dije en diciembre. Lo único que conseguiré será que me odies aún más, pero no voy a dar marcha atrás. Es muy tarde para eso. Sé bien que después de eso no te quedarás aquí, en el departamento, pero seguirás en la ciudad. No sé qué pasará después.
Pensar todo esto me está alterando. Veo tu silueta en cada persona que camina presurosa a su trabajo. Van al menos tres veces que te veo bajar del autobús. Sólo me tranquiliza la respiración lenta y relajada que escucho salir desde mi cuarto. Sé que sus pechos y sus rizos se mueven con ese mismo ritmo.
Mientras la veo dormir, me percato que no he dejado de decir lo sé. Maldita sea, no sé nada.
Darth Tradd
Hulme
Manchester, UK