Cuando el plomero terminó de arreglar la fuga, me dediqué alegremente (es un decir) a lavar los platos acumulados durante el fin de semana. En cuanto acabé salí a la oficina, esperando que MP no hubiera llegado tan temprano. En mis oídos resonaba Sarah Brightman cantando “The last words you said” la cual, dicho sea de paso, me encanta. Al llegar al puente sobre Princess Road, se me acercó un señor de unos 40 años. Vi que tenía cara como de preguntar cómo llegar a algún lugar, así que me quité los audífonos por cortesía. El agradeció el gesto y me preguntó:
– Disculpe, ¿hacia dónde está el centro?
– Mire,- contesté con la seguridad que me dan dos años aquí – siga usted por esta calle y llegando a los semáforos, da vuelta a la izquierda. Va a llegar a una glorieta y creo que es la tercera salida. No se preocupe, la salida dice claramente city centre, así que no hay pierde.
Me dio las gracias y se dio la media vuelta, empezando a caminar.
– Espere, ¿se va a ir usted caminando?
– Sí.
– Disculpe, pensé que traía usted coche. En tal caso, siga caminando derecho hasta llegar a un parque y luego doble a la izquierda.
– Gracias de nuevo.
Seguí caminando y me di cuenta que yo seguía derecho hasta llegar a ese parque, así que le dije:
– De hecho, yo llego hasta All-Saints Park. Si quiere vamos caminando para allá y ahí le digo cuál calle tomar.
– Se lo agradezco.
– No hay problema.
– Es la primera vez que estoy en Manchester. – me dijo – Mi esposa está en el hospital.
– ¿En serio? ¿Se encuentra bien?
– La verdad es que no. – respondió cabizbajo – Se está quedando ciega del ojo izquierdo. Le están colocando un lente intraocular.
– …
– La operación tarda 6 horas y no puedo soportar estar ahí en la sala de espera. Me mata la incertidumbre, así que decidí salirme a caminar.
– Ya veo…
Seguimos caminando a lo largo de Stretford Road, hasta llegar a la residencias de la Metropolitan University. En el camino me dijo que era de Birmingham, pero que allá no cuentan con un hospital especializado en estos menesteres y por eso venían para acá. Me contó que una amiga de su esposa tuvo el mismo problema pero que el NHS (National Health Service, algo así como la SSA británica) no pudo pagar la operación. Como resultado, la señora perdió la vista a los 40 años.
– ¿Y sabe qué es lo peor? – me preguntó – Que ahora el NHS le paga mucho más por su ceguera, incluso una enfermera. El esposo de esta señora tuvo que dejar de trabajar para atenderla y ahora viven de la beneficiencia. Yo no podía dejar que eso le pasara a mi esposa.
– ¿Y cuando termine la operación, podrá llevársela a casa?
– No, tiene que estar en reposo tres días al menos. Pero no puede quedarse en el hospital. Es un hospital privado, la noche cuesta 500 libras.
– Ah…
– De hecho, yo tampoco conseguí el patrocinio del NHS, esto lo estamos pagando con nuestros ahorros. La operación costó 5000 libras.
– Y entonces, ¿qué va a hacer cuando su esposa salga de la operación?
– Vamos a quedarnos a un hotel y ahí tendré que atenderla, hasta que pueda viajar.
– …
Para entonces ya habíamos llegado a All-Saints Park. Por el camino me preguntó qué hacía yo en Manchester y le conté del doctorado y demás. Casi inmediatemente llegamos a Oxford Road.
– Yo sigo caminando derecho por esta calle. – señalé -Â Usted tiene que dar vuelta aquí a la izquierda y llegará a un edificio circular, la biblioteca. Desde ahí empieza el centro. Dése una vuelta por Albert Square y por Deansgate. No deje de visitar la John Rylands Library y su impresionante salón de lectura.
– Le agradezco mucho, sobre todo por haberme escuchado.
– No hay de qué, espero que su esposa se recupere pronto.
– Muchas gracias. All the best in your studies.
– Gracias.
Nos despedimos con un apretón de manos. Me di la vuelta casi inmediatemente y seguí mi camino rumbo a la Universidad.
Darth Tradd
Grosvenor Street
Manchester, UK
Nuncamente mejor descrito…
Que bueno que te encontró…
Salu2
Al menos se desahogó el pobre señor. Tú sabes, Lalete, que hay veces que lo único que necesitas es alguien que te escuche.
Un abrazo.
Ya había pasado por el blog, pero no había tenido tiempo para leer el post que por cierto me dejó un nudo en el estómago…cuando una persona cuenta una historia como esa, es imposible dejar de pensar: “y yo me quejo por tanta estupidez” ¡Saludos!
Bienvenida, Djini Domina. La verdad es que me impresionó mucho el encontrarme con esta persona. Esta ciudad me ha vuelto muy desconfiado de la gente que se acerca, pero había algo en su rostro que me hizo quitarme los audífonos antes de que me preguntara cualquier cosa. Evidentemente, era una gran preocupación.
¡Saludos!
Qué pena aprender a reaccionar así ante los otros, aún sabiendo que un subconjunto de ellos te hará feliz.
Sí, tienen razón, unos nos vuelven desconfiados y otros nos regresan un poco esa buena voluntad de ayudar, como éste señor que encontraste en tu camino.
Muy cierto, Grimalkin. Es una pena ser tan desconfiado de la gente, pero créeme que esta ciudad me ha vuelto así. Besto.
Y sí, Djini, al final del día me dio gusto haber encontrado a estar persona. Fue agradable platicar con él, aunque sólo me contara sus penas. Saludos.
¿Qué onda, qué onda? ¿Qué pasó con el formato? ¿Se fue de vacaciones?
Wish I knew. Seguro que algo le cambié cuando subí tu archivo, es lo malo de moverle a esto sin saber. Con suerte estará funcionando al rato. Besto.
Listo, por alguna razón (tal vez nostalgia) WordPress quería usar el formato básico.
Ahora resulta que mi inocente archivito tiene la culpa. Tan joven él y ya siendo presa del escarnio público.
No hay derecho…
(jo jo)
hola perdido y encontrado primo que bueno que me di cuenta de tu existencia y tambien que bueno que tienes personas que se acuerdan de ti
primito que lejos estas del suelo donde has nacido.
Tan joven y con tan pocas hojas, pobrecito. (Jaja, mal chiste, lo sé)
Lo curioso, prima, es cómo me encontraste. ¿A través de Alcance Libre? ¿Qué hacías en el sitio de Joel? No tenía idea de que te gustara el software libre. Un abrazo.